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Encantos del segundo amor que no tiene el primero

Dicen que como el primer amor no hay ninguno, ¡y menos mal que es así! No nos malinterpretes, que no somos el Grinch del amor. Las primeras veces molan mucho, sí, ¿pero sabes qué es lo que más nos gusta de ellas? Que nos enseñan a ser mejores en las segundas. Amar por primera vez es una experiencia difícil de olvidar, lo sentimos todo a flor de piel y las emociones van como locas, pero es precisamente esta intensidad la que nos ciega y nos hace vivir el primer amor de una forma tan bonita como terrorífica. Si lo has sentido, sabrás de lo que te hablamos. Y si eres sincera, también recordarás el extra de drama y de dolores de cabeza que te trajo. ¿Nos equivocamos?

Porque el amor también alecciona y asusta, hoy hablaremos de la importancia de la experiencia en las relaciones y por qué los segundos amores suelen ser más sólidos y auténticos que los primeros.

El valor de las segundas experiencias en el amor

No venimos a echar tierra sobre tus primeros pasos en los asuntos del corazón, pero sí a resignificarlos para ayudarte a extraer de ellos los mejores aprendizajes sin caer en el error de la idealización. Para ello, empezaremos con un plato fuertecito que genera no pocos debates:

El gran dilema: ¿se siente menos?

No lo llames ‘menos’, llámalo ‘diferente’. La idealización del primer amor pasa muchas veces por la creencia de que perder la frescura de la inocencia es perder emotividad. ¡Y nada más lejos de la realidad! Si por amor entiendes la inmensa locura que te abordaba (y te abrumaba) en la adolescencia, entonces sí, esto costará recrearlo en época venideras. Afortunadamente, crecer en el amor significa conocer nuevas formas de amar, quizás más sosegadas, pero mucho mucho más profundas. Sentir más o menos en el amor no es cuestión de rondas, sino de predisposición, valentía e innovación. Si estás dispuesto a jugar, aquí quedan emociones para rato.

La madurez emocional is the new sexy

A amar bien no se nace enseñado, se aprende a base de éxitos y de fracasos. Lo más emocionante es que hasta que das con la fórmula que mejor te sienta a ti y a tu próxima pareja, por el camino lo pasas bien y disfrutas. Madurez es comprender que los errores de relaciones pasadas no son un fracaso siempre y cuando los tomes como aprendizajes. La inexperiencia de las primeras veces no tiene nada que hacer frente a una persona experimentada que sabe, por fin, lo que quiere, o, como mínimo, lo que NO quiere (¡que ya es un gran avance!).

Ah, ¿que amar puede ser así de bueno?

Puede y debe. La ingenuidad de los inicios es bonita porque es sincera, pero no necesariamente acertada. Los amores inexpertos, aunque no lo hagan conscientemente, también son capaces de herir y crear complejos, miedos, inseguridades…. Cuando creces y aprendes a gestionar estas emociones y a buscar a gente que vibre en la misma sintonía, descubres que el amor es un refugio donde debes sentirte como en casa, y no insegura.

Propuestas que no creías posibles

El amor que te venden en el cine es intenso y apasionado, pero también muuuuuy limitado. En la vida real, explorar el amor significa mucho más que quedarse con las experiencias, generalmente básicas, de las primeras veces. Cuando estás dispuesta a amar sin prejuicios, acabas descubriendo formas de amar mucho más originales, gratificantes y hechas a tu medida. En resumen, aprendes a elegir lo que te sienta bien y, para ello, hacen falta unas cuantas horas de vuelo.

Una ruptura no es el fin del mundo: ¡bienvenido, tercer amor!

Todos hemos pensado alguna vez que sería imposible, pero los hechos hablan por sí solos: de una primera ruptura se sale. Y no solo se supera, sino que también enseña que dejar ir es un proceso necesario. No es que las rupturas de los segundos amores vayan a ser menos dolorosas que las primeras (ya nos gustaría), pero al menos dispones de antecedentes para agarrarte a la garantía de que cada día dolerá un poquito menos. Además, ¿quién ha dicho que una ruptura es el fin del mundo? Si el primero y el segundo terminaron, dale la bienvenida al tercer amor.

Benditos aquellos que han salido de un primer amor temblando de emoción, pero doblemente privilegiados los que son capaces de vivir segundas, terceras, cuartas y quintas veces con la energía del primer día y la sabiduría del último. Si crees que el primer amor es una experiencia transformadora, espera a acumular vivencias y a convertirte en la máxima conocedora de tu corazón. ¿Preparada para el second round del amor?

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