
Pon fin al autosaboteo de tus citas con Mara Mariño
Por lo general, cuando te presentas a una primera cita tu intención es que haya una segunda, una tercera… Es decir, no es que llegues con el objetivo de sabotearla, pero, de manera consciente o inconsciente, puede pasar. Puede ser porque el plan no va como esperabas, que hay algo de la persona que te hace pasar de la atracción al rechazo o que quizás arrastras cansancio y no te das cuenta de que estás cayendo en conductas que entorpecen el primer encuentro.
Lo que consigue el autoboicot es impedir la posibilidad de que avance la relación con esa persona y que, si es por una cuestión personal tuya, se repita en futuras ocasiones, dificultando tener citas como te mereces: con todo de tu parte y de manera espontánea, creciendo poco a poco.
Antes que nada, lo peor que puedes hacer es imponerte ir a una cita: acudir por compromiso, por presión de amigos o porque ya te has comprometido, no son buenos comienzos. Si no quieres ir, mejor no vayas. Si realmente no tienes interés, no pospongas el plan hasta el fin de los tiempos porque produce sensación de desinterés y a la vez alimentas unas esperanzas que no correspondes. Además, si vas en esas condiciones, tu predisposición no va a ser la mejor y las probabilidades de que la autosabotees, son muy altas.
Pero pongamos que el plan te apetece y que los comportamientos con los que te autoboicoteas son otros. ¿Cómo identificarlos?
6 conductas que sabotean tus citas (y puedes evitar)
1. Esforzarte demasiado en impresionar a tu acompañante
El despliegue de piropos hacia tu persona dignos de tu abuela tiene un efecto boomerang. Confía en ti y en tus cualidades, es mejor que tenga una imagen realista y podáis explorar la compatibilidad. O, por el contrario, no esforzarte nada y dar por sentado que es la otra persona quien tiene que hacer el ‘trabajo’. Idealmente tiene que haber interés por los dos lados.
2. Decidir que no sois compatibles y pasarte el resto de la cita sin predisposición
Tener unas expectativas irreales de cómo tiene que ser la cita perfecta pueden provocarte una ‘desconexión’ si ves que no se cumplen. Así que ni las suposiciones en el primer minuto -que pueden ser erróneas-, ni hacerte una imagen previa de cómo debe ser el encuentro. La cita y la persona son lo que son, no lo que te has imaginado (y es probable que, si te dejas, ambas te sorprendan).
3. El ataque de verborrea
Hablar está bien, atropellar con la conversación, algo menos. Ya sea contando toda tu vida o no preguntando nada sobre la suya, intenta que pueda conversar. Lo mismo pasa con el silencio absoluto cuando esperas a que el peso de la conversación lo lleve la otra persona, tiene que haber cierta reciprocidad y perderle miedo a los silencios. Si algo nos enseñó Bridgerton es que también es agradable estar sin decir nada, compartiendo tiempo o miradas. Tampoco te plantees el diálogo como una entrevista de trabajo, una cosa es tratar unos temas básicos para conoceros mejor (aquí tienes 5 que son muy originales) y otra hacer un interrogatorio.
4. La confianza lleva tiempo
Es algo que se construye poco a poco, por eso ir a un ritmo demasiado acelerado puede resultar abrumador. Quizás esa persona te ha gustado y te sientes con la confianza de revelar tus experiencias más íntimas. Pero tiempo al tiempo, la intimidad llegará. Puedes arrepentirte de haber hablado demasiado o de haber profundizado demasiado en la ruptura con tu última pareja y que se quede con la idea equivocada de que no has pasado página.
5. Prohibido pantallas
Si quedáis en persona, tenéis la oportunidad de vivir el momento con toda la intención puesta en conoceros, así que el móvil es una distracción que puede salir cara. Si estás pendiente de contestar mensajes, de sacar fotos para tus redes sociales o grabar un vídeo del sitio donde habéis quedado, puede parecer que tu prioridad no es la de relacionarte. Permítete estar presente y disfrutar de una conversación con gestos de verdad en vez de con emojis.
6. Tener modales básicos
Es algo que puede parecer poca cosa, pero llegar puntual, hablar bien al camarero o darse una duchita antes de la cita (no tienes que prepararte como si fuera una boda ni mucho menos), son gestos pequeños que hablan a voces de la consideración que tienes hacia ti y hacia los demás.
He saboteado la cita, ¿ahora qué?
Nadie es perfecto y puede que hayas caído en alguna de estas salidas sin quererlo. Por eso, si te has dado cuenta de que has sido tú quien estaba detrás de que no haya funcionado, pero no dejas de pensar en que te gusta la otra persona, tengo buenas noticias: ¡hay solución!
De hecho, a diferencia del ritmo acelerado de ver los vínculos como algo de consumo instantáneo, el slow love va de conocerse con calma para conectar y sentirse a gusto con la otra persona, en vez de buscar un reemplazo a la mínima duda.
Para esa ‘segunda ronda’, es fundamental la honestidad en la comunicación antes de sugerir el plan, una manera de demostrar que nos preocupan las emociones de la otra persona y el impacto que han podido tener nuestras acciones (lo que se conoce como responsabilidad afectiva). Así que ten una conversación sin miedo a abrirte, quizás has tenido un mal día o has caído en juicios erróneos. Puedes admitir que no estabas en tu mejor momento y que te gustaría volver a quedar porque quieres que os sigáis conociendo.
No te fustigues, no siempre tienes que estar en el top ni que la primera impresión sea la única válida (¿cuántas veces esa relación de amistad ha empezado con una persona que al principio no te caía tan bien como ahora?).
Pero sí te recomiendo que hagas un poco de autocrítica y te plantees no repetir el ciclo. Piensa que, si no funciona, que sea por otras razones, no porque eres tú quien está colocando obstáculos cuando lo que quieres es descubrir realmente a esa persona.
Prepárate para la próxima cita y vete con toda la ilusión del mundo: pueden verte en un mal momento -somos humanos y, si la cosa sigue hacia adelante, vendrán más y no pasa nada-, pero si quieres que vuelva a dedicarte su tiempo, tienes que valorarlo. Es una forma de consideración hacia la otra persona, y, por si tienes dudas, la prueba de que tú también le has interesado como para volver a veros y daros una segunda oportunidad de encajar.
Escrito por la sexóloga y periodista Mara Mariño (@meetingmara)
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(Fotografía de Javier Grande Cortés)
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