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Saber bailar: un arma de seducción masiva

“Chicas, chicas, he conocido a un tío que es majísimo, divertido, me trata increíble y, lo mejor de todo: BAILA QUE FLIPAS”.

No es que esta frase se oiga todos los días entre tu grupo de amigas, pero cuando pasa… ¡OJITO! Salta un protocolo de emergencia en el que vamos todas al baño a encender unas velas y a pedir con fuerza que este ejemplar en peligro de extinción se convierta más pronto que tarde en una especie invasora. ¿Lo conseguiremos?

En lo que los ruegos de las mujeres van haciendo efecto, te explicamos en este artículo por qué el baile, además de dejarnos con la baba colgando, contribuye a que adoptemos actitudes más sanas durante el flirteo y también dentro de la relación de pareja.

¿Por qué nos gustan los hombres que bailan?

- Esto empieza bien

La gran mayoría de mujeres no tienen problema en conectar con sus cuerpos al ritmo de la música, pero cuando hablamos de tíos… mec mec mecccccc… las cifras varían. Ante esta situación tan desigual, es normal que cuando a un chico le gusta mover el booty ellas lo celebren a bombo y platillo. ¡Y es que no es para menos! Tener en común un hobby de estas características ayuda a romper el hielo y a tener un tema de conversación ip-so fac-to. Además, ¿tú sabes la de planazos y momentos de ocio que podéis compartir juntos? Lo que bien empieza, bien acaba.

- ¡Bonita autoestima!

Las personas bailamos porque nos gusta, no para gustar al resto, pero en esta forma de disfrutar es inevitable acabar proyectando un mensaje de personalidad y seguridad en uno mismo que fácilmente cautivará a los demás. Bailar, tanto para el que mira como para el que lo practica, nos conecta con algo primigenio y auténtico que informan acerca de cualidades positivas como el buen humor, la desinhibición y la capacidad de divertirse en cualquier lugar y en cualquier momento. ¡Larga vida a las personas que son el alma de la fiesta y de la pista!

- Relaciones más sanas

Por lo que sea, disfrutar de mover el cucu nos convierte automáticamente en individuos de mentalidad más abierta, alejados de los tabúes, de la rigidez de los roles de género y de las conductas celosas. ¿Ocurre siempre? Desgraciadamente no, pero cuando una pareja habla el idioma del baile, hay muchos números de que los prejuicios románticos huyan espantados de la relación. Comprender que el cuerpo tiene vida, movimiento y que está ahí para ser disfrutado genera un buen campo de cultivo para levantar relaciones sentimentales más sanas y duraderas.

- Un avance de lo que viene en la cama

No nos engañemos: una cintura bien engrasada no tiene nada que ver con otra que chirría oxidada. Sean movimientos sensuales o no, dejarse fluir con alguien al ritmo de la música no deja de ser otra forma sutil de hacer el amor. Hablamos de un chequeo de compenetración y conexión rítmica que da mucha información sobre todo aquello que no se puede explicar con palabras. Es cuestión de tacto, de tempos, de calidez…

¿Conoces la regla del bad kissing=bad fucking? Pues aquí pasa más o menos lo mismo.

- ¿Y tú de dónde has salido?

Nos encantan los chicos que bailan porque sencillamente siguen siendo el E.T. de las discotecas. Estamos tan hechas a la actitud de codo en barra y cubata en mano que ver a un maromo heterosexual bailar sin complejos enciende todas nuestras alarmas del deseo. No es que saber mover el esqueleto te dé un pase de oro al olimpo de los corazones, pero es útil saber que este puntazo te ayudará a desmarcarte del resto.

Y ahora, ¿dónde puedes encontrar a tu Ricky Martin particular? Tienes la opción de salir de teteo en teteo hasta encontrarlo o puedes descargarte la app de citas adopte y buscarlo con el hashtag #bailar o #bailarin en la barra de búsquedas. Si quieres ser más precisa, apuesta por palabras más concretas del tipo #bachata #salsa #swing y deja que los resultados te sorprendan.

¿Conseguirás este verano un nuevo compañero de cumbia?

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